¿Qué mejor forma de empezar un blog sobre curiosidades que explicando el origen de los distintos saludos? Y es que, a lo largo de la Historia, son numerosos los diferentes saludos realizados con las manos que han usado las civilizaciones, clases sociales, militantes políticos, etc. Aquí se ha tratado de recoger los más significativos:
El saludo ibérico (salutatio iberica), el más antiguo descubierto en Occidente, tenía una importante carga simbólico-religiosa. Según los expertos, este gesto, que consistía en alzar la mano diestra extendida, se utilizaba durante las oraciones, existiendo variantes del mismo, desde la apertura de la palma de la mano en señal de la sumisión de los orantes hasta las posturas de los propios oficiantes y sacerdotes, que solían extender uno o los dos brazos y abrir las palmas. De hecho, una de estas variantes consistía en doblar el codo y alzar la palma abierta, que, curiosamente, coincide con el saludo de los indios del Oeste (muy parecido al actual), el cual solía acompañarse de la palabra jao, que no es otra cosa que la deformación del utilizadísimo introductor how anglosajón (puede presumirse que los indios pensaron que, si el hombre blanco usaba tanto esta palabra, era porque le resultaba agradable).
Con el tiempo, este saludo, lejos de perder su sentido religioso, desarrolló una segunda finalidad más práctica, ya que mostrar desnuda la mano con la que se empuñaba el arma (generalmente, la diestra) bien podía considerarse como un símbolo de paz. Por ejemplo, cuando las tropas de Publio Escipión asediaron el territorio de Auringis (actual Jaén), los indígenas de la zona emplearon este gesto de paz, a pesar de lo cual fueron masacrados. Es probable que entonces, con el contacto entre íberos y romanos, estos últimos adoptaran (y adaptaran) el gesto.
En la Antigua Roma, el brazo estirado con la mano abierta en continuidad con el brazo se identificaba con una reverencia, señal de respeto a una divinidad o persona importante. Ejemplo de ello es el famoso “¡Ave César!”, que siempre había de acompañarsede este gesto a la altura del pecho, ya que ello simbolizaba la lealtad hacia el emperador, pues, como se ha dicho, los saludos habitualmente encerraban una significación simbólica, solemne (de hecho, a la hora de prestar juramento ante la bandera o un texto sagrado, por ejemplo en actos judiciales, el testigo debe levantar la mano, generalmente sobre dichos objetos, como muestra de sumo respeto), como la que le da el Papa católico (o cualquier sacerdote cristiano) a la hora de dar una bendición.
Posteriormente, tanto ese saludo como chocarse las manos (si os fijáis, siempre con la mano derecha) fueron usados en la Edad Media entre caballeros, una vez más para mostrar la ausencia de armas. También, en señal de respeto, los antiguos caballeros medievales solían retirarse el yelmo para saludar a los monarcas o cuando reconocían a un caballero más diestro o de mayor rango, costumbre que prevaleció en el tiempo hasta los actuales militares, que lo realizan de forma más simple y aproximando más el codo al cuerpo.
En la Francia del siglo XIX, el proletariado se alzó contra la política capitalista de Napoléon III levantando el puño hostilmente como muestra de su fuerza, gesto que siempre se ha asociado a las revueltas, ya que cerrar la mano es un reflejo, a veces inconsciente, de ira.
Años después, el político estadounidense Francis Bellamy eligió el saludo militar romano para que los escolares mostraran su adhesión a la bandera y a la nación a la que pertenecían. Sin embargo, el saludo Bellamy, al iniciarse las hostilidades de la II Guerra Mundial, fue retirado para evitar la similitud con el saludo de los nazis alemanes, que erigían el brazo derecho con la mano extendida y la palma hacia abajo para mostrar su afección al Führer, siendo sustituido por el de colocar la mano sobre el corazón cuando suena el himno de EEUU.
Efectivamente, el saludo romano era practicado por los movimientos juveniles alemanes de principios de siglo, que, para resaltar su rechazo al saludo burgués del apretón de manos, procedente del que utilizaban los caballeros medievales, alzaban el brazo derecho al grito de “¡Heil!”. Según el propio Hitler, este saludo pacífico alemán fue utilizado para recibir a Lutero en la Dieta de Worms y, más tarde, fue adoptado por el fascismo italiano de Mussolini, que probablemente lo tomó de su mentor político D’Annunzio, el cual lo impuso en su tropa. El saludo consistía en mantener el brazo derecho en alto, pero en diagonal, no en total verticalidad, y la mano extendida con todos los dedos juntos. Hitler consideraba este gesto un vestigio de la antigua forma de saludo de los nobles medievales y sabía de su procedencia romana (de hecho, el objetivo de Hitler al proclamar el Tercer Reich era instaurar un tercer Imperio Romano, razón por la cual su política expansionista estuvo tan influida por la antigua cultura romana, aunque no existen evidencias de que el saludo nazi provenga de aquí), por lo que decidió utilizarlo, aunque se ha observado que el saludo fascista alemán difiere del italiano al desviarse ligeramente hacia la derecha, lo cual se ha interpretado como una muestra de desprecio y superioridad.
A modo de imitación “solidaria” de los anteriores, el fascismo español promulgó la obligatoriedad del saludo brazo en alto, que se distinguía del italiano en que la muñeca del brazo levantado no prolongaba la línea del mismo, sino que se levantaba de una forma muy parecida al gesto que hoy en día se usa para indicar que alguien frene. Esta obligatoriedad fue derogada al término del conflicto nazi por un decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros, publicado en el BOE nº. 257 del 14 de septiembre de 1945. A continuación, el contenido de dicho decreto, que no tiene desperdicio:
“Al iniciarse en 18 de Julio de 1936 el Movimiento Nacional, como exaltación espiritual de nuestra Patria ante el materialismo comunista que amenazaba destruirla, entre las fórmulas de expresión de vibrante entusiasmo de aquellos días surgió, frente al puño cerrado, símbolo de odio y de violencia que el comunismo levantaba, el saludo brazo en alto y con la palma de la mano abierta, de rancio abolengo ibérico, espontáneamente adoptado en pueblos y lugares; saludo que ya en los albores de nuestra Historia constituyó símbolo de paz y de amistad entre sus hombres.
Mas, circunstancias derivadas de la gran contienda han hecho que lo que lo que es signo de amistad y cordialidad venga siendo interpretado torcidamente, equiparándole un carácter y un valor completamente distintos de la que representa. Esto aconseja el que, en servicio de nuestra Nación, deban abandonarse en nuestra vida de relación aquellas formas de saludo que, mal interpretadas, han llegado a privar a las mismas en muchos casos de su auténtica expresión de amabilidad y cortesía.”
No obstante, todo sea dicho, el rigor del saludo en España –muy similar al también impuesto por el dictador chileno Augusto Pinochet– no fue tan firme como en otros países, llegando incluso a realizarse con el brazo levantado, lo cual, por cierto, no contradecía el decreto de 1937 sobre la obligatoriedad del saludo y, dentro del eje Berlín-Roma-Tokio, nos acercaba a Japón, donde se levantaban (y levantan) ambos brazos. Además, el brazo izquierdo está más cerca del corazón, lo que entronca con la tradición sioux (nativos americanos).
Por el contrario, los comunistas, enemigos políticos naturales de los fascismos (especialmente, del nazismo) y del capitalismo, utilizaron el gesto contrario a modo de saludo, esto es, levantar el puño (no la mano abierta) izquierdo (no derecho) con la mano flexionada paralelamente a la cabeza (no recta). Se puede observar la clara identificación dicotómica de la mano derecha con las políticas derechistas (fascismo) y la izquierda con las políticas izquierdistas (comunismo).
Este gesto fue utilizado por el marxismo (anterior al régimen fascista) y el Rotfront (Frente Rojo, Partido Comunista Alemán) y se extendió como símbolo de unión pacífica con la Internacional (ya que mantener los cinco dedos juntos da la impresión de unión entre los obreros de los cinco continentes), que se disgregó en tres sentidos: socialismo (brazo izquierdo), comunismo (brazo derecho) y anarquismo (puños entrecruzados en aspa sobre la cabeza). Cabe mencionar que Mussolini fue obrero socialista antes de “convertirse” al fascismo, por lo cual a él debe atribuirse lo opuesto de ambos saludos.
Por ello, el saludo con el puño cerrado fue usado, entre otros, por los defensores de los derechos civiles, por los antifascistas de la Guerra Civil española, por personalidades públicas como Nelson Mandela al salir de la prisión o el presidente Hugo Chávez (en general, por todos los republicanos, debiendo el Ejército Popular realizar el actual saludo llevándose el puño a la altura visera, como en la imagen inferior y también como los oficiales chinos actuales) y por los militantes del Black Power Movement, como los corredores olímpicos Tommie Smith y John Carlos (JJOO de 1968). A día de hoy, es un símbolo universal de libertad e incluso de victoria (por ejemplo, los futbolistas emplean este gesto al marcar un gol, al igual que muchos otros deportistas) – a diferencia del nazi, que está prohibido en Alemania y Austria y penado en otros países –, aunque en la actualidad sólo es utilizado con su significado político en Bélgica, Portugal y España.
Como reminiscencia del dominio nazi, también se conserva el saludo feminista, que consiste en formar un triángulo con las manos sobre la cabeza juntando los dedos de cada mano con su análogo, ya que el triángulo era el símbolo con el que se marcaba en los campos de concentración a las prostitutas y mujeres indeseables, y, más tarde, a los homosexuales.
En la actualidad, prevalecen numerosos tipos de saludos con la mano (algunos de los cuales serán tratados posteriormente en otra entrada), siendo el más habitual estrecharse (como hacían los masones) o chocar las manos (generalmente, en signo de camaradería). También es común el movimiento alternativo de derecha a izquierda del brazo, extendido o flexionado, con la palma abierta o incluso del brazo extendido y estático con la palma abierta, que es también la forma más usual de llamar a los taxis o de levantar la mano en clase.
¡Gracias, mamá, Alex y Elsa!
FUENTES COMPLEMENTARIAS: Historia y vida, nº. 74. Consultorio de David Ferrer, Prisma Publicaciones. Barcelona, 1974;
BELTRÁN LLORIS, M. Los iberos en Aragón, Ed. CAI. Zaragoza, 1996;
SALA ROSE, R. Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, Ed. El Acantilado. Barcelona, 2005;
3 opiniones:
Los comunistas saludan con el brazo derecho puño cerrado. So los socialistas los que saludan con el izquierdo.
Los comunistas saludan con el brazo derecho puño cerrado. So los socialistas los que saludan con el izquierdo.
Eso dice el texto.
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