Quizá me hayáis leído usando esta palabra y os preguntéis a qué me refiero con ella. Lejos de ser alguna clase de broma personal – que las tengo –, este sobrenombre se aplica a una determinada élite (o elite). ¿Adivináis a cuál?
Para los que no, sabed que el apodo de Inmortales se refiere a los académicos de número o miembros de mi querida RAE, cada uno de los cuales ocupa un sillón y tiene asignada una letra, mayúscula o minúscula, del alfabeto. La razón de este apelativo se debe, en parte, a la influencia gala, pues en Francia se usa el mismo nombre para designar a los académicos de la Lengua; sin embargo, el verdadero motivo de que la expresión francesa se haya adoptado en España es que cada académico que toma posesión de su cargo es esculpido en un busto, que se añade a la colección visible en los jardines de la institución. De ese modo, quedan inmortalizados para la posterioridad.
FUENTE COMPLEMENTARIA: WIKIPEDIA
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