28 nov 2010 | Por: Nacho

OK

Probablemente, las siglas (si es que lo son) más usadas en cualquier idioma del mundo civilizado. Y su etimología da para mucho hablar (en este caso, escribir), ya que es tan incierta que las teorías son múltiples (ya se sabe: "La victoria tiene muchos padres"). Os pondré cuantas he encontrado a continuación en orden más o menos cronológico:

En primer lugar, existen entendidos que sitúan el origen del vocablo en la expresión okeh () del idioma choctaw (indígena norteameriano) o en la afirmación latina hoc illem, previo paso quizá por el equivalente occitano oc, que probablemente llegó a EEUU desde el continente africano con los esclavos negros, aunque existen evidencias de que el rey británico Ricardo I, Corazón de León usaba esta afirmación (siendo provenzal, sólo hablaba occitano y francés), lo cual era motivo de mofa por parte del pueblo, especialmente debido a lo indeciso que era el monarca (lo que le valió el sobrenombre de Le Roi Oc-et-Non, es decir, el Rey Sí-y-No). Igualmente, los irlandeses poseen en su lengua la exclamación och aye (probable corrupción del oh yeah), que pudo ser transmitida a los norteamericanos como consecuencia de la ingente inmigración irlandesa del país, especialmente en Massachusetts y Boston (dato este último interesante, ya que de Boston procede la primera referencia al término).

Otros opinan que podría proceder de las iniciales de ola kalá (todo está bien), lo cual era escrito en la antigua Nueva York, donde residía gran cantidad de población griega, en las mercancías llegadas desde su tierra natal. De forma similar, las balas de algodón de las plantaciones sureñas francófonas de EEUU se marcaban con las siglas de au quai (al muelle, pronunciado o-k) cuando estaban listas para su embarque, lo cual también ocurre con otra versión, que sostiene que la expresión procedería de una deformación gráfica de all correct, producto del analfabetismo de los encargados de marcar el equipaje de los trenes. No obstante, muchas otras teorías alternativas postulan también que esta deformación se pudo haber producido en otras circunstancias (por ejemplo, también se le atribuye el primer uso al presidente estadounidense Andrew Jackson, retratado en la pintura de la derecha).

También podría tratarse de una cuestión fonética, ya que, en catalogación de madera, la más fina era la de roble (en inglés, oak), que era llamada oak-A (pronunciado oukei, transcripción de la pronunciación de las letras «o» y «k», respectivamente, en inglés), o incluso podría suponer la negación del KO (knock out) del boxeo.

Ya en los años '30 del siglo XIX, existió un telegrafista especialmente eficiente llamado Oscar Kevin que solía firmar sus mensajes con sus propias iniciales. Lo mismo hacía el jefe de control de calidad de la empresa automovilística Ford (o Mercedes-Benz, según otras versiones), Otto Kaiser, que marcaba con sus iniciales a los vehículos que pasaban la inspección. En la misma línea, Martin Van Buren (imagen) utilizaba el sobrenombre Old Kinderhook en referencia a su lugar de nacimiento, una villa de Nueva York, y llegó a formarse el Democratic OK Club, que vendía al candidato a presidente estadounidense como una persona correcta, fiable y veraz.

En torno a la misma época, los inmigrantes italianos de las acerías norteamericanas avisaban al grito de "¡Occhiali!" cuando vertían el acero hirviendo para que el resto se pusiese las gafas protectoras, aunque el ruido de la industria debía ser tal que sólo se escuchaba algo así como ok. A pesar de todo ello, la primera evidencia que se tiene del término apareció en 1939 en un artículo atribuido a Charles Gordon Greene, editor del periódico Boston Morning Post, que gustaba de poner iniciales y, entre paréntesis, su significado, provocando en ocasiones la incoherencia al atribuir deliberadamente iniciales incorrectas a ciertas expresiones. En este caso, por ejemplo, se escribió OK como siglas de all correct. Evidentemente, toda teoría sobre el término fundamentada en hechos posteriores a este año deja de ser creíble, aunque es mi deber mencionarlas para interés del lector.

De hecho, la explicación más conocida se remonta a la Guerra de Secesión, acontecida en EEUU entre los años 1861 y 1865, durante la cual se anotaban en una pizarra las bajas en el campo de batalla. Cuando no ocurría ninguna muerte, se anotaba 0 killed (cero muertos), que, por similitud entre el cero y la «o», se quedaría en el actual OK con el significado de algo positivo.

La última teoría se sitúa alrededor de 1867, cuando el ingeniero alemán John Augustus Roebling diseñaba el Puente Colgante de East River y firmaba los escritos aprobados con las iniciales AK (alles klar, expresión alemana para todo correcto). Sin embargo, la pronunciación por parte de sus compañeros de la palabra all (todo, pronunciado oll) le causó tal confusión que acabó mezclando ambos idiomas y escribiendo OK, es decir, oll klar, que se asemeja a la expresión oll klor del bajo alemán con el mismo significado.

Como colofón, cabe señalar lo curioso que es el gesto utilizado en sustitución de OK, consistente en formar una circunferencia juntando las yemas de los dedos pulgar e índice y levantando el resto, ya que supone la transcripción gestual de las dos letras: la «o» (circunferencia) y la «k» (formada por los tres dedos extendidos). Algunos dicen que esta clave (en inglés, key) se usaba durante la Guerra de Secesión para indicar que todo iba bien, recibiendo el nombre de O Key, esto es, la clave de la «o» (circunferencia).


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