¡Que viva la tortilla española! Donde esté ésta, que se quiten las demás. Ahora, si algo bueno tiene su hermana francesa (pues no es claro cuál de las dos nació antes) es el pedacito de historia contenido en su propia denominación:
1812. Las tropas francesas asolan España y las personalidades políticas más importantes de la época se hallan refugiadas en Cádiz (discutiendo la nueva y primera Constitución Española), ya que la insularidad de la región, sumada al apoyo marítimo inglés, favorece considerablemente la defensa de la zona. Para provocar su rendición, los soldados franceses cortaron las comunicaciones y comenzaron a interceptar los víveres que se colaban en el territorio gaditano, entre ellos las patatas. Por ello, se siguió haciendo tortilla, pero sin patatas, y, en son de burla, se la bautizó como tortilla a la francesa, nombre que ha perdurado hasta nuestros días para denominar a la omelette.
¡Gracias, Miguel Ángel!
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