Por sorprendente que os parezca, no es una expresión en absoluto racista. De hecho, la palabra negro en esta expresión ni siquiera hace referencia a la gente de color (como se suele decir):
Con la producción en masa de folletines en el siglo XIX, surgió una figura conocida como negro, que era aquel escritor profesional que no firmaba sus trabajos (escritor fantasma o ghost writer) y se los cedía, generalmente a cambio de una remuneración económica, a un negrero, que solía ser un escritor de renombre, como el famoso Alejandro Dumas (imagen), mayor negrero conocido de la historia literaria. Hoy en día se sabe que un negrero es una persona que explota a sus trabajadores y así era originalmente, por lo que trabajar como un negro recuerda en realidad a esos tiempos en los que los negros literarios habían (y han) de trabajar tan duramente, precisamente como habían de hacer en su día los esclavos negros (y he aquí la tan esperada mención a la raza oscura).
FUENTES COMPLEMENTARIAS: MUY INTERESANTE DIGITAL
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